Delirante abuso de autoridad!
Durante más de dos horas, asistentes de todas las edades, gozaron como nunca antes en sus vidas los éxitos de uno de los iconos de los años ochenta, The Police.
Como un montón de posesos obstruidos por las luces azul y roja de la torreta de una patrulla.
, así fue como se comportaron los más de 7 mil regiomontanos que acudieron entusiasmados al debut de The Police en Monterrey.
Durante más de dos horas, asistentes de todas las edades, predominantemente mayores de 30 años de edad, gozaron como nunca antes en sus vidas los éxitos de uno de los iconos de los años ochenta que sigue actuando como si el tiempo no hubiera pasado en balde.
Y es que no por nada los ahora padres de familia y ex adolescentes rebeldes salieron de la Arena Monterrey con ojos que emulaban la presencia de un ente desequilibrante para la sociedad, como lo es la fuerza de la ley musical que The Police imprime.
Fue 'Message in a Bottle' la pieza con la que a partir de las 21:30 horas Sting, Andy Summers y Stewart Coppeland deslumbraron a la ferviente asistencia y mostrando a relucir sus fieles instrumentos para dar una pequeña probada de lo que implica salir de la casa para tomar en la calle el riguroso castigo de la ley.
'Synchronicity II', 'Walking On The Moon', 'Voices In My Head' y 'Don't Stand So Close To Me' fueron canciones que de inmediato tuvieron continuidad en el gusto de la gente y en el ánimo omnipresente que los músicos plasmaban a los primeros acordes.
A cada paso en que el trío de oficiales inspeccionaba moral y físicamente a los asistentes, más patente quedaba que estaban permitidos para ejercer su ley a placer, atizando golpes y sometiendo sutilmente al respetable con sus macanas y sus esposas sónicas.
Algunas rolas fueron arregladas para que en cierta medida, Coppeland hiciera los arreglos necesarios con los cimbales y el xilófono, que ejecutó en buena sincronía con Andy Summers.
'Hole In My Life', 'Every Little Thing She Does Is Magic'y 'Walking In Your Footsteps' son prueba de ello.
En la medida que se hacían presentes nuevos y más potentes acordes conforme se acercaba el repertorio a los oídos, se podía distinguir la nitidez en el accionar de bajo y guitarra, que podía hacer fácilmente distinguible una pieza de otra a pesar de la rusticidad de la agrupación, siempre manejada por estos dos instrumentos de cuerda mas la batería.
La interacción entre juegos de luces, a través de una pantalla y alrededor de ella, contrastaba con lo que parecía un sencillo toquín en el cual Sting usó su bajo más desgastado y Summers tocó la mayor parte del tiempo con una de sus Fenders más maltratadas.
'Invisible Sun', en la que se mostraban imágenes de niños desamparados, 'Do Do Do, Da Da Da' y 'Can't Stand Losing You' fueron aceptablemente recibidas, aunque sin el punch de otras más.
Altos decibeles vocales quedaron registrados en el firmamento de acero al ser tocados los primeros acordes de canciones como 'Roxanne', una de las más elogiadas de la noche, 'King of Pain' y 'So Lonely', que en la radio tuvieron fuerte presencia pero que quedaron impresos de forma más patente en el peculiar timbre de su líder, Sting, y del siempre ligero pero perceptible arreglo de la guitarra de Summers.
El momento cumbre de la noche llegó cuando tomando un breve suspiro y mirando al cielo, Sting advirtió de la presencia del invitado especial de la noche, titulado 'Every Breath You Take' para dar paso a los largos y emocionantes cánticos que amalgaman a los asistentes en uno solo.
(c) El Porvenir by Héctor Treviño Camero