Cinco grandes momentos del concierto de Sting en el Hipódromo de Palermo...
En una noche ideal, el cantante británico ofreció un concierto musicalmente impecable que brillo con los clásicos de The Police y de su etapa solista.
Un clima templado, un cielo estrellado y una luna creciente, ofrecían una escenografía ideal para la nueva visita de Sting a la Argentina. El músico inglés regresó como parte del tour mundial de su último disco 57th & 9th, donde recuperó la esencia pop y rockera de un power trío que recuerda al espíritu de etapa con The Police. Su sonido se basa principalmente en el sonido de trío que arman Sting en voz y bajo, Dominic Miller en guitarras eléctricas y acústicas y Josh Freese (Nine Inch Nails, Guns N´Roses) en batería. Pero que se complementa con el aporte del guitarrista Rufus Miller (hijo de Dominic), los coros de Joe Sumner (hijo de Sting) y de los integrantes del grupo tex-mex The Last Bandoleros, que forman parte de la previa del concierto. Sting, logró una dosis perfecta entre los himnos musicales de The Police y los clásicos de su etapa solista. Más de una hora y media de concierto en el Hipódromo de Palermo, donde la música del inglés encontró un marco casi teatral para llevar al público del éxtasis a la intimidad del fogón para las multitudes.
Una apertura inmejorable. Sting encontró la clave para empezar un concierto de la mejor manera, jugándose la carta con temas emblemáticos de su historia para encaminar un show compuesto por veintiun canciones, que rozando la nostalgia, alternando temas de su último disco, apelando al rasgo implosivo de su banda y alcanzando climas de intensa emotividad, crearon la atmósfera para un recital impecable. El bajista y cantante, salió al escenario a las 21.15, totalmente descontracturado, como si estuviera subiendo al escenario de un pub inglés y disparó al centro de la memoria colectiva del público con dos clásicos inoxidables de The Police: "Synchronicity II" y "Spirits in the material world".
El himno personal. Su etapa solista fue tan fructífera en hits como su pasado junto a The Police. El cantante británico creó un lazo personal con el público local, a partir de sus distintas visitas y su participación en aquel show emblemático de Amnesty Internacional en River de 1988. Quizás por eso, una canción como "Englishman in New York" de su álbum ...Nothing Like the Sun de 1987, alcanza una de las ovaciones más grandes de la noche. En vivo, la canción acentúa su tempo reggae, tiene un gran solo de Dominic Miller y consigue una de los momentos karaoke del recital. Hasta el cantante, que se dirigió en muy contadas ocasiones a la gente en español alentó: "Más fuerte por favor". El público no lo defraudó con su respuesta hasta el final de la canción.
Fogón al aire libre. El cantante maneja los climas y sin transpirar puede pasar del rock energético de sus nuevas canciones como "I can't stop thinking about you" a la intimidad de piezas casi susurradas como "Field of golds". La puesta minimalista y teatral con un telón de fondo, le permite al cantante crear atmósferas más introspectivas, donde la multitud se termina reduciendo a una gran ronda de fogón. Ese efecto lo consigue particularmente con la canción "Shape of my heart", donde se genera un clima de intensa emotividad, sin grandilocuencias, apenas con el gesto de Dominic Miller tocando junto a su hijo, como si estuviera realizando una suerte de traspaso generacional. Un gesto de ternura, por fuera del profesionalismo casi prusiano de Miller, que recibe una respuesta igual de afectiva de su hijo que le roza con su brazo la espalda. Sting, también hará lo propio con su hijo cantando a dúo el tema.
La versión. Las canciones de The Police sonaron en distintos momentos del concierto, subiendo la adrenalina de la banda y del público. El músico se preocupó por mantener el sonido de la icónica banda y algunos arreglos al detalle. Hasta las intervenciones del baterista recordaron en el uso de los platillos a Stewart Copeland y los riffs de la guitarra creados por Andy Summers, vuelven a sonar inalterables en la guitarra de Dominic. De los ocho clásicos elegidos por Sting que fue desparramando en distintos tramos del show como los himnos "Message in a botlle", donde el público acompañó el ritmo con sus palmas,"Walking on the moon", "So lonely", "Nex to you" y "Every breath you take", se destacó sustancialmente el medley entre "Roxane" y el cover soulero de los setenta "Ain't no sunshine". Sting amalgama los compases, los tempos y dos temáticas opuestas, para lograr un tema que se complementa en ese antagonismo del día y la noche. En la densidad y el clima jazzie que Sting impone con su bajo en "Roxane" y la emotividad que alcanza el clásico de Bill Witters para terminar con el público saltando, el cantante logra renovar un clásico transitado con una visión más musical.
El final. Después del bis con dos temas de The Police, el cantante se despide del público tomando por única y primera vez una guitarra acústica. Es el momento para darle un cierre con otro tema infaltable del repertorio de sus conciertos: "Fragile". La canción cuya introducción tiene un aire de guajira fue elegida por Sting para abrir su concierto de reapertura Le Bataclan de París, después de los atentados terroristas. El color pacifista de su letra, que se convirtió en un himno de las organizaciones de derechos humanos junto a "Ellas danzan solas" en los noventa, recobra otro significado en este tiempo. Pero este Sting ya no declama ni hace grandes declaraciones políticas en sus conciertos. Solo toma su guitarra y repite: "Mañana ya la sangre no estará. Al caer la lluvia se la llevará. Acero y piel, combinación tan cruel. Pero algo en nuestras mentes quedará". Y deja que ese mantra musical y ese tono reflexivo, después de un concierto de carácter pop, quede rebotando en la cabeza de los miles de espectadores que fueron a verlo.
(c) La Nacion by Gabriel Plaza